En los tiempos contemporáneos la calle se ha convertido en un verdadero campo de batalla, donde las tensiones y los conflictos generados por el mundo moderno se manifiestan y tratan de resolver. Desde esta concepción de la calle como espacio de lucha, todo aquel elemento q configura su paisaje se carga de un significado singular y al mismo tiempo compartido.
Por otra parte, en el 68 se observa una nueva actitud ciudadana y una alteración de las tradicionales formas de manifestación. Se muestra lo q Gillo Dorfles denominaría como conquista de la calle como escenario e incluso se plantea la conquista del nuevo espacio suburbano.
Fernando Figueroa Saavedra considera que “ la calle se configura como ese espacio aun extraoficial de comunicación, aunque no sea el único espacio público que adquiera ese valor alternativo como cauce de expresión". En palabras de Jean Braudillard “la forma alternativa y subversiva de los medios de comunicación de massas”, allí donde el intercambio inmediato hace q la distancia jerárquica entre emisor y receptor se transforme en un interés y responsabilidad mutuos por el dialogo espontaneo, superándose la incomunicación o la intervención fingida de unos mass medias banales y banalizadores.”
El ciudadano va a desarrollar toda una serie de mecanismos para hacerse oír en esta sociedad del espectáculo.
La ciudad contemporánea se perfila imparablemente como una construcción que rebasa la medida del hombre. No obstante los individuos articulan una serie de mecanismos que sirven de contrarestros a cualquier defecto o exceso del modelo social que traicione la entidad de la ciudad como acto social y la dote de una consistencia deshumanizada. Así el ejercicio del graffiti , en todas sus dimensiones puede tomar una dimensión cívica, constituyéndose en un revulsivo cultural.
A lo largo de la historia del graffiti como medio de comunicación, la ubicación espacial del graffiti se ha visto condicionada por su ubicación en la marginalidad cultural. De este modo dada dicha correspondencia, se han ido estableciendo de modo tradicional una serie de espacios idóneos para su generación y florecimiento: retretes, escuelas, traseras, medianeras, tapias, callejones suburbios, etc.
Son espacios con una entidad menor en la jerarquía arquitectónica y urbanística, donde es posible , gracias a la dejadez o la permisividad, la pervivencia de dibujos y escritos y el establecimiento entre distintos autores de graffiti, en ese sutil equilibrio entre la entidad efímera y la entidad comunicativa del graffiti.
Ello ha conllevado además la adecuación de ciertos tipos de graffiti a unos espacios específicos; influyendo en parte la ubicación espacial en sus características graficas. Tan es asi la adecuación de ciertas tipologías de graffiti con ciertas clases de lugares que a menudo se identifica un determinado de graffiti temático o propio de un sector con una determinada tipología tópica.
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