viernes, 22 de abril de 2011

La importancia del color en el comic.



El color es información. El mundo se nos muestra en toda su amplitud cuando lo vemos en colores, aportándonos una mayor claridad y complejidad. Por si esto fuera poco, el ser humano como animal simbólico que es, dota de múltiples contenidos a este tipo de información.
Desde el punto de vista del cómic la mayor parte de las veces una página puede ser vista perfectamente en blanco y negro, aunque en color, si está bien dado, se nos muestra con un mayor alcance, aportando en ocasiones elementos a lo narrativo.

1.- LOS ELEMENTOS DESCRIPTIVOS.
Aunque este sería un tema discutible, para el cerebro humano el mar es azul, el oro amarillo y la piel rosácea, y todo colorista que se precie debe intentar aportar estas informaciones de alguna manera al hacer la interpretación coloreada del dibujo.
Algunas veces el color no hace sino corroborar lo que el lector ya sabe. En otras, aclara algunas cosas, como por ejemplo que la capa de Superman es roja.
Incluso a veces se convierte en una información anexa, útil para la narración. Si la piel es verde, lo más probable es que el protagonista sea un extraterrestre o tenga una peligrosa enfermedad. Si es azul, seguro que es un pitufo. El color se convierte así en un elemento que puede conjugarse con las propuestas del guión.

2.- LA LEGIBILIDAD.
El concepto en sí mismo es escurridizo, pero en última instancia alude a la facilidad con que el cerebro puede percibir lo que se le ofrece. Cada cultura además tiene sus claves particulares al respecto y en los últimos años hemos pasado de interpretaciones occidentales a la irrupción de estéticas e interpretaciones orientales.
Hay autores que no aportan al lector lo que este reclama subconscientemente, impidiendo con ello una lectura fluida. Este concepto es igualmente extrapolable al color, pues puede facilitar la lectura o dificultarla.
Algunos se extrañarán de que pongamos esta característica en segundo lugar, pero es que sin ella el cómic pierde parte de su esencia. El cómic implica narración dibujada, y cuando más claro llegue a su destinatario, mejor que mejor. El colorista debe tener esto en cuenta a la hora de afrontar su trabajo, aunque no existen reglas fijas al respecto.
Intentaremos clarificar lo dicho con algunos ejemplos con lo que pretendemos demostrar que hay cosas que se pueden leer con mucha facilidad, pero no necesariamente ello implica que se llegue a comprender lo que se nos quiere contar.
3.- LA ESPACIALIDAD.
Nos referimos a la separación de los distintos planos en un dibujo. Todos los han estudiado arte, saben algo de fotografía o han tenido algo que ver con los dibujos animados, conocen este concepto.

El dibujante normalmente construye una realidad por planos, en la que rara vez utiliza más de tres. Los coloristas los atacan en ocasiones en la misma gama y en ocasiones con enfrentamientos diatónicos.

Tras estos planos, la conveniente utilización del color puede aportar una ilusión de tridimensionalidad en el resultado final, o no darlo.
La espacialidad no implica necesariamente una mayor legibilidad, dado que retiene la vista en la imagen. Con la espacialidad ocurre un poco lo que ocurre con la belleza del dibujo, es muy agradable de ver pero dificulta en ocasiones la lectura.
4.- EL ELEMENTO EMOCIONAL.
Los colores van unidos a emociones. El rojo a la violencia, el verde la paz, el sosiego o la envidia, el rosa el amor, el violeta a la nostalgia, el sepia al pasado, el gris a lo anodino... Los pintores y por supuesto los coloristas de cómics se dieron cuenta de ello y lo utilizaron y utilizan sin ningún rubor.
Este factor no siempre es tenido en cuenta por el observador, aunque indudablemente su adecuada utilización abre la vertiente emotiva en su percepción de lo que se le presenta.
5.- LO ARTÍSTICO.
Durante mucho tiempo este concepto estuvo fuera de los cómics, y todo el que quiso llevarlo a cabo lo tuvo que hacer de ‘tapadillo’ y sin que el editor fuera muy consciente de ello.
Al ser el cómic considerado un mero producto de consumo hasta finales de los sesenta, quedó en general al margen de lo que podríamos llamar búsquedas artísticas, tanto en su aspecto literario como en el color, reservándose ese aspecto únicamente al dibujo en sí mismo (Raymond/Foster).
6.- EL ELEMENTO NARRATIVO.
El Cómic está obligado a contar cosas, no solo a que estas se vean con claridad (legibilidad). Así que para ello el armazón del dibujo, la construcción de página y los textos son fundamentales, pero si a todo esto no se aporta un acertado color narrativo adecuado, el resultado queda romo.

viernes, 8 de abril de 2011

La calle como espacio extraoficial de comunicación

En los tiempos contemporáneos la calle se ha convertido en un verdadero campo de batalla, donde las tensiones y los conflictos generados por el mundo moderno se manifiestan y tratan de resolver. Desde esta concepción de la calle como espacio de lucha, todo aquel elemento q configura su paisaje se carga de un significado singular y al mismo tiempo compartido.
Por otra parte, en el 68 se observa una nueva actitud ciudadana y una alteración de las tradicionales formas de manifestación. Se muestra lo q Gillo Dorfles denominaría como conquista de la calle como escenario e incluso se plantea la conquista del nuevo espacio suburbano.
Fernando Figueroa Saavedra considera que “ la calle se configura como ese espacio aun extraoficial de comunicación, aunque no sea el único espacio público que adquiera ese valor alternativo como cauce de expresión". En palabras de Jean Braudillard “la forma alternativa y subversiva de los medios de comunicación de massas”, allí donde el intercambio inmediato hace q la distancia jerárquica entre emisor y receptor se transforme en un interés y responsabilidad mutuos por el dialogo espontaneo, superándose la incomunicación o la intervención fingida de unos mass medias banales y banalizadores.”
El ciudadano va a desarrollar toda una serie de mecanismos para hacerse oír en esta sociedad del espectáculo.
La ciudad contemporánea se perfila imparablemente como una construcción que rebasa la medida del hombre. No obstante los individuos articulan una serie de mecanismos que sirven de contrarestros a cualquier defecto o exceso del modelo social que traicione la entidad de la ciudad como acto social y la dote de una consistencia deshumanizada. Así el ejercicio del graffiti , en todas sus dimensiones puede tomar una dimensión cívica, constituyéndose en un revulsivo cultural.
A lo largo de la historia del graffiti como medio de comunicación, la ubicación espacial del graffiti se ha visto condicionada por su ubicación en la marginalidad cultural. De este modo dada dicha correspondencia, se han ido estableciendo de modo tradicional una serie de espacios idóneos para su generación y florecimiento: retretes, escuelas, traseras, medianeras, tapias, callejones suburbios, etc.
Son espacios con una entidad menor en la jerarquía arquitectónica y urbanística, donde es posible , gracias a la dejadez o la permisividad, la pervivencia de dibujos y escritos y el establecimiento entre distintos autores de graffiti, en ese sutil equilibrio entre la entidad efímera y la entidad comunicativa del graffiti.
Ello ha conllevado además la adecuación de ciertos tipos de graffiti a unos espacios específicos; influyendo en parte la ubicación espacial en sus características graficas. Tan es asi la adecuación de ciertas tipologías de graffiti con ciertas clases de lugares que a menudo se identifica un determinado de graffiti temático o propio de un sector con una determinada tipología tópica.